Escrotos
Ya de letargo aprendido en la letanía del ocaso rendido. El verbo prende la mecha de una lucha perdida. El golpe estruendoso es un minuto perdido en el agujero negro de una inmensidad. Un numero solo alimenta la obsesión del que no ha mamado la esencia de las raíces. Una amnesia ocupa el lugar existencial de lo que debió ser. Y en algún lugar la revolución sobrevuela las cabezas de los sátrapas. Condenado al altar de las iras. La vida circunda el desierto.
Y mientras el mono del escroto rojo sigue apresuradamente robando la comida de algún turista despistado que, contempla la majestuosa belleza que nos quieren vender.
Así, con muestra sutil me toco mis escrotos y pienso en otras cosas.
No vaya a ser que la ira de los dioses perjudique mi destino.
Ya de letargo aprendido en la letanía del ocaso rendido. El verbo prende la mecha de una lucha perdida. El golpe estruendoso es un minuto perdido en el agujero negro de una inmensidad. Un numero solo alimenta la obsesión del que no ha mamado la esencia de las raíces. Una amnesia ocupa el lugar existencial de lo que debió ser. Y en algún lugar la revolución sobrevuela las cabezas de los sátrapas. Condenado al altar de las iras. La vida circunda el desierto.
Y mientras el mono del escroto rojo sigue apresuradamente robando la comida de algún turista despistado que, contempla la majestuosa belleza que nos quieren vender.
Así, con muestra sutil me toco mis escrotos y pienso en otras cosas.
No vaya a ser que la ira de los dioses perjudique mi destino.
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