Había una canción de Revolver titulada "Odio". El autor se dedicaba a enunciar ciertas actitudes y cosas que le molestaban de sus conciudadanos. Como todos con una meridiana vocación de supervivientes nos irritan hechos o arrojos. Paso a mencionar uno que me solivianta de sobremanera.
Hay ciertos tipos que presuponen y juzgan. A mi el mero hecho de presuponer me trae al pairo. De hecho siempre dije desde mi mozos años que la gente hablase de uno. Ya sea para bien o para mal. Es una mera circunstancia para saber y sentirse vivo. Una manera licita de vivir en sociedad. Una actitud marcada a carta cabal. Pero hay un limite que realmente me crispa.
Cuando de una manera libidinosa y sibilina tratan de blasfemar e injuriar a raíz de unas poses unas imágenes, actitudes o simples hechos que ayudan a crear un mito. Aunque he de decir que lo del mito me trasciende como cualquier viva imagen mitificada de los astros de rock, de literatura o cine.
Lo que realmente me enerva de esas imágenes distorsionadas que crean es la mala fe dirigida. Algunas con dosis ciertas pero con un esperpento de exageración. Otras casuística amable de unas risas hechas. Pero otras las que hacen de su mito una condena del hombre. Arrostrando cualquier buena intención y cerciorandola de una condena. Como culpable de un delito sin igual. Ya sabemos que muchos tienden a sacar ascuas de un silencio desolador. Y ese respeto cae fulminado en una hoguera de vanidades incorruptas. Quemando o al menos intentandolo al nombre del hombre que origina el equivoco. Pero es esa ansia de maldad la que critico. Esa transmisión a través de atlateres o marionetas que carecen de un sentido vital con cierta hombría y lealtad de ultimo caballero. Y ese que con gallarda maldad y estulticia aparta y anula al hombre que construyo el mito tiene mi reprobación y la pena capital de la envidia por siempre jamás.
Por lo demás siempre ilusiona mantener una conversación entre la persona y el mito. Entre la reflexión de la realidad y de la posibilidad. Entre mi yo y mi alter. Per se es la constancia de un futuro incierto. Me mirare en el espejo para volver a peinar mis entradas en el reflejo del tupe del mito que me asiste.
Javi Jerry Lee ®septiembre 2012
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