Publicado en la opinión digital de Trujillo 3/10/2012
El ambiente recogido en sus pupilas era frío. Se aflojó el cinturón, bajó la cremallera de su pantalón, se descamisó, colocó ordenadamente sobre el respaldo de la silla la chaqueta y la camisa. Se repantingó como pudo en la silla en que, presumiblemente, alguien como él, en su misma situación, había estado antes haciendo lo mismo. Cuando la chica morena dijo: "ahora te toca a ti".Cogió el mando del televisor y encendió la pantalla. Aparecía una beldad arrolladora de sexo turbador y pechos excesivos. Adecuados a la escena que estaba viviendo. Cogió su verga y con un mecánico gesto acompañó las sacudidas rítmicas de la mujer de la pantalla.Todo parecía impersonal. Aséptico. Sin quizás pronombre y carente de posesión determinada. No había sexo por sexo. Pero quizás sí, mucho amor. El espasmo quería llegar. Los latigazos de placer acudían a los nervios del capullo. Y en postrero impulso acerco con la mano liberada un frasquito abierto. A punto de correrse acerco su pene al orificio del frasco. Y allí vertió las probabilidades futuras de unos vástagos.Se lavó. Abrochó su camisa. Observó el lugar y sonrió. Al menos se había masturbado.Dicho así, sin dejar de ironizar sobre el tema y con la flema del secreto por bandera, parece ridículo no querer afrontar los hechos.Mientras, el estado Vaticano condena el uso del preservativo en África y el Tercer Mundo. Práctica necesaria para la erradicación del mal o de ciertas enfermedades venéreas. Entre ellas, el Sida de gran difusión por aquellos países. Y ahora, lamentablemente olvidada ya que, en los países privilegiados está más o menos controlado el mal. Es más, cuando se ha descubierto por un centro científico que, haciendo unos medicamentos genéricos su coste y precio sería cuantitativamente mucho menor de lo que Europa vende a África. Dicho sea de paso, el centro de investigación científica no se encuentra en el continente negro pero si en Asia.Pues bien, en los países con el Progreso acostumbrado, es cada vez más frecuente que a las parejas les cueste más tener familia. No digo por causa de enfermedad, sino que gozan de estupenda salud y ambos tienen sus órganos reproductores necesarios para una fecundación como son óvulos y esperma en perfecto estado. Y quizás, por cuestión de edad o mental, sufren las consecuencias del para cuando y, más lacerante, por qué. Sin saber la razón tras la que se esconden como sí esté hecho, les fuera a suponer una repulsa moral o un miramiento seudo-machista o anticlerical. Aunque sé muy bien que parte del clero apoya estos métodos porque la finalidad es la misma que indicó Dios a los suyos. La reproducción del matrimonio en el santísimo sacramento de la fe.
Es por lo que, comprendo pero no comparto el secretísimo desdén de muchas parejas. En cambio, existen otras que comienzan a verlo como algo natural para engendrar una criatura que, al menos no como en África, tendrá otra clase de vida más acorde y deseada. Porque en el negro continente las parejas no tienen el derecho a elegir. Abstinencia o arriesgarse esa es la cuestión. Aquí, en cambio no solo está bien visto el uso del preservativo y demás medidas anticonceptivas, incluso la píldora del día después. El estamento religioso no opina y su silencio lo tomo como positivo, apoyando su uso. Creo pensar que es una injerencia de las farmacéuticas que en el otro extremo perderían sus ingentes beneficios.
Aunque sabemos por Hamlet que la vida es un “to be or not to be”. Y que la vida como tal se puebla de contrariedades, y esta es una de tantas, por eso quizás sea tan viva y diversa.
Ahora que toca la marcha de las pocas cigüeñas que emigran. esperamos su venida con el fruto deseado. Y que, la virgen del Rosario congratule a los suyos, a nosotros en conmemorar unas fiestas y a celebrar la unión armoniosa de todos, olvidando por momentos los problemas cotidianos y los rescates, armonizando la apología de la ciudadanía y que la vida aclare estas dudas existenciales predichas por Shakespeare.
Mañana visita al doctor, la implantación se hará según lo previsto. Quizás en cualquier acto de las fiestas del Rosario un óvulo conocerá a un apuesto espermatozoide que formará el embrión de una nueva y bonita historia de amor.
Además aprovechen ahora que, con la que está cayendo, se ha filtrado en los mentideros del foro que algo bulle en el Congreso de nuestra nación. Según cuentan, van a modificar las pautas que rigen el derecho de reunión. Quizás el año que viene no haya fiestas en las Huertas. Pero como diría en la canción última de Loquillo, "Contento", a pesar de toda desmotivación.
¡¡¡Qué viva la Virgen del Rosario¡¡¡
Hasta la semana que viene. Disfruten de mi ausencia.
Francisco. Javier Fresneda Diadosa
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