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Justicia y juventud

Artículo publicado en el Periódico digital La Opinión de Trujillo el 11/02/2013 - Odio la consigna de la justicia por el mero hecho de ser una justicia dirigida, con el expreso deseo de la democracia disolviéndose tal cual. Como reloj de arena que desintegra la sensibilidad temporal. El valor se vuelca en un desespero de palabras. La igualdad principio de justicia universal ya ni tan siquiera sostiene la equidad y la proporción. Es la forma desproporcionada del euro multiplicado en una tasa que separa y discrimina. El ágora se hace popular, la polis levanta conciencias y el descrédito es carné de partido. Los afiliados opinión de voto nulo, de celo en barbecho, de transformación democrática que está por venir. Activismo profundo que cuelga del labio y la herramienta fructífera que nos llega. Las voces descreídas por el sistema político van llegando, se van haciendo notar, van afectando a los logros de los nefastos. Feligresía de esperanza y vuelta a empezar. Las preguntas crecen y el futuro tiembla. Mientras tanto las negras aguas profundas infectan de chapapote a los poderes públicos, a aquella división de poderes, inexistente ahora, preconizada por la revolución francesa. ¡Qué inocentes pensábamos todos a comienzos de la transición, sin creer en los lodos que nos ahogan en depresión de confianza. El problema busca la solución desde abajo. No quieren quimeras que duerman. No silencian los sueños. No pretenden que la vanidad adolescente les pervierta. Es la fuerza juvenil la que arrostra la negación de la destrucción. Ejemplo para los descreídos en la generación “ni-ni”. Ellos quieren recoger el testigo de los preocupados por la supervivencia, de los oprimidos y estafados por el sistema. Auditando el pulso de la indignación ciudadana sin el consenso de los llamados demócratas, esos tecnócratas de alto copete a los que despreció. Son los jóvenes en los que nunca se creyó los que han removido su fe, aunque nadie daba un duro por ellos ya que vivían a costa de...., papá, subvenciones etcétera. Ellos se han sumado al apoyo indignado de marea multicolor que cada semana avanza. También, creo, deben tener claro que para que la educación no se resquebraje conviene una serie de reformas. No es posible que nuestro país tenga tan alto fracaso escolar y además se venere al último. No castigando la falta de esfuerzo al pasar con todas las asignaturas. Incluso, con el logro de haber obtenido, en teoría, a las generaciones más preparadas de nuestra historia, creo que los jóvenes se plantean el futuro no como figuras apolíticas, pero sí al igual que yo por ejemplo, escépticas del sistema político en el que vivimos. Un sistema democrático apuñalado y violentado desde hace ya muchos años, incluso lustros. Espero que, la conciencia regenerativa de la juventud y las huelgas de secundaria de esta semana inunden de ideas las mentes cansadas de los desesperados. Alternativa que aúne al pueblo y resquebraje a la casta establecida en el hemiciclo español. Ahora si podemos. Ahora ya nos deben escuchar aquellos que dicen llamarse los representantes del pueblo, que en teoría deben preocuparse del interés general. Que la justicia no sea un amor platónico; que la palabra democracia no sea ramera de baja estofa; que su compendio filosófico y ético vuelva después de una toma de conciencia general; que como demócratas convencidos no nos dejemos vencer y sigamos gritando. Continuemos siendo moscas “toca pelotas” del actual sistema. Todo debe transformarse y nuestra esperanza es la fe que moverá las leyes y transformara las castas. Vivirán y lucharán por el interés general; velarán por la justicia y harán consenso de unas nuevas reglas para la obtención de un buen presente y un mejor futuro y, sobre todo, de unas grandes generaciones políticas y sociales en nuestro país herido. Con el deseo me despido. Esperando prontas noticias de la evolución de la salud de nuestro sistema. Con el alma por siempre joven, me despido de ustedes queridos lectores hasta la semana que viene. Disfruten de mi ausencia.

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