"Equivoco mal intencionado"
Artículo publicado en el periódico la Opinión de Trujillo el 21 de febrero de 2014.
El shérif corrió a su encuentro. El sopetón del susto, enarboló la bandera justa de su causa. Le comentó que su conciencia dormía tranquila y sus vocablos eran muestra de bondad en territorio hostil, a pesar del escepticismo del justiciero de la ley. Pero, no podía hacer nada hasta que no le llegase la diligencia de la citación para llevar a juicio al estupefacto caballero. Él esperaría su regreso. Aunque solicitó la voluntad de un mal entendido para que nadie saliese mal parado, injustamente, de una situación tan absurda.
Cotejó con destreza las líneas maestras de lo sucedido y seguía sin dar crédito a las acusaciones sin consistencia de gente sin valor. Personas de poca monta en busca de problemas. No pensó partir por el desfiladero camino de la frontera. Su corazón y su espíritu estaban tranquilos y la conciencia que lo alimentaba más.
Nada nuevo bajo el sol en la visión de los días. Caza recompensas buscando afectos pecuniarios en las transcripciones erróneas del camino. En los sonidos dispares del viento y en la dispersión del eco que da paso a equívocos importantes. Venganza de ajusticiados, por sus malas experiencias devienen en transfiguraciones síquicas que trasforman la realidad. Pobres condenados que sufren el derribo y la vejación de seres inmundos y lo que es peor creen que todas las personas de buena condición y fe son iguales que sus verdugos. Haciendo del sol noche y de la risa llanto.
Poniente no es estación para sus ilusiones. Por muchos contubernios de malajes y gente de mal vivir se empeñen en buscar mierda donde solo hay barro. Donde la ponzoñosa estación de sus desvelos es un objetivo de quebranto y frustración. Dejen en paz el aullido del caballero en la sombra de sus intenciones vitales. No hagan molestar su buena voluntad. Y así el ocaso sentenciará el verbo falso de los descreídos de espíritu y nobleza.
Muchas veces la ignorancia se atreve a interpretar y osa con su orgullo los malentendidos que rabian de malos augurios. Así pues sí tienen la suerte de interpretar que sea con conocimiento de causa. Les dejo tranquilos hasta la semana que viene, disfruten de mi ausencia, mientras yo disfruto de las maravillosas vistas que calman mi pensamiento.
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