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Sobre los poetas y el aforismo real

Artículo publicado en el diario digital la Opinión de Trujillo el 27 de noviembre de 2014  

Sobre los poetas y el aforismo real


Como hojas de otoño decaídas por el viento al frescor de la mañana. La intemperie es noticia de suceso. Los excesos son consustanciales al diario hablado. Balada triste de los tiempos derribados.
Bate al vate en la jeta de la palabra y su aforismo impúdico sobre la lona. Cada lunes un luto al rostro y un verso decapitado. Los años destruyen la plácida vida y la sencilla imagen del arroyo cristalino. Paseo sin destino y tertulia desierta del café solo.
La plática se graba y el poema recortado por los tiempos inmediatos de materia e interés constante, donde el silencio del pensamiento es anestesiado. Donde el verbo escanciado de cultura es gravado de porcentaje pesado, costo impronunciable en tiempos de crisis, aunque la verdad, son los tiempos deprimentes  los que dan esplendor a las estrofas.
El mundo cultural es un islote en camposantos de poder, náufragos de sentimiento en Posadas de fiscalidad.

Por ello me alegra saber que el Club de Lectura de Trujillo cumple diez años. Valga mi apoyo a través de estas líneas, haciendo de la sospecha una virtud y de su inocencia la palabra dada.
Me alegra leer al poeta extremeño José Cercas como vecino de columna. Que la riqueza de los que lo intentan asimile su derroche a la esencia de lo válido. porque ese es el camino. No adoctrinarse bajo el yugo de una opinión, digamos oficial.Que su censura sea nuestra censura y nuestro amén sea el justo auto de la certeza necesaria y así, no ser partícipes de la falacia, de la mentira de partido y de las cuestiones invendibles que nos hacen creer necesarias. Porque para que sus defectos sean manifiestos, no debemos perder la cultura y el poder de la crítica. Caer en la estulticia de la desgana es oprobio innecesario y consensuado por los que ostentan las cuentas de estado.
Sobre los poetas o sobre locos despistados de sensible mirar, son las miras que dejamos atrás y no hay que olvidar. Si hace años la palabra poeta o cantautor eran sinónimo de respeto, hoy son puestas en desuso como cualquier profesión de artesano y el devenir tecnológico postra entre los valores que se van olvidando. Porque no interesa quizás que aquieten el agua remansada entre las ondas de sus pleitos con forma de versos y firma ensoñadora. Porque la voz de la palabra es conciencia de los esbirros de lo establecido.
Ahora que logran unificar criterios y aborregar la doctrina individual por el consenso más obtuso dentro de un sentir inmovilista y servil, a pesar de la indignación que percute entre las cosechas.
Ánimo pues al poeta desde su trinchera, al pensador desde sus hechos consumados, al inquieto que rebusca la justicia en la cultura.
Ánimo pues al poeta desde su trinchera, al pensador desde sus hechos consumados, al inquieto que rebusca la justicia en la cultura. Como el poeta asimiló su lema al consuelo del verso, que sea un arma cargada de futuro. Porque esa es nuestra única libertad defendible. Esa es la libertad que quieren coartar y cercenar.

Que este otoño nombre la razón en el despunte doloroso de la realidad contagiada por la sombra de un Sauce llorón y dé con la solución en campo de símil y onomatopeya de rebeldía. Porque la querencia es la justicia del bien social incluso instaurado en los renglones de las Sagradas Escrituras de la Biblia. Sea pues humanizado este motín despótico de neoliberal economía y dirigido mercado en oligarcas castas de lo suyo.

Les dejo pues sumergido entre aforismos líricos y haikus que den solvencia al día e ironicen con las consecuencias del temporal.
Hasta la semana que viene, disfruten de mi ausencia pero no olviden a los poetas. Son un digno consuelo a nuestras prisas que sólo nos llevan al caos.
Kerouac97@hotmail.com


Comentarios

  1. ¡¿Cómo olvidar a los poetas?! ¡Eso debe ser algo imposible y siempre indeseado!

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