"A pesar de los pesares, Feliz Navidad"
Trasformamos la impresión del rostro y las formas que nos visten. Con el paso de los años las perspectivas cambian y el beneplácito del gusto se motiva en nuevos hábitos de nuestro consumo.
Lo que no cambia quizá son las costumbres adquiridas y que han sentado jurisprudencia para catalogarse como un uso y tradición de nuestro acerbo cotidiano.
Ahora llega la Navidad, con el ambiente enrarecido y las calles de silencios adscritas. Con los olores de las viandas de las matanzas y el sabor de lo ibérico en carne de pitanza. El magro o la patatera sorbiendo lo sencillo de una rebanada de pan fundida en estos deliciosos y humildes manjares. Las castañas cocidas o asadas en las brasas del hogar. Curioso gesto compartido a la sazón de unas tradiciones que no quieren perderse en la mente de los mayores e intentan rejuvenecer con los años proscritos y más en este 2015 de juego y crisis. De ausencias notables y de homilías ejemplares con el par de los valores en ristre a pie de pista. Farfullar es comida de frustrados, por eso conviene este espíritu compartido para regenerar los ideales huidos de comunidades insatisfechas y con la dificultad económica y laboral como telón de fondo y techo de propósitos materiales.
En consecuencia, me revuelve pensar en el Centro de Madrid concurrido y sofocado. Sin manifestantes que discrepen y si con sumisos egos caminando como zombies en el barrizal del consumismo dirigido en el acuartelamiento del nervio principal de la Capital. Reniego del despropósito de no hacer ver a los púberes e infantes lo que cuesta realmente conseguir los presentes por los que suspiran. No muestren cierto respeto por el valor de los hechos y por los esfuerzos para obtener ciertos logros. Pero la culpa es de toda la sociedad que prima más lo que tienes que lo que eres como persona.
Aun así en este despropósito de valores perdidos quiero mediante estas líneas desearles unas Felices Navidades.
25/12/2015
Aunque ya sea febrero, nunca viene mal leer una denuncia de la falsa Navidad y siempre es un buen momento para reflexionar sobre su verdadero significado... Siendo así, ¡feliz Navidad, señor Jerry Lee!
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