Recuerdo cuando era rey de copas y aullido del verbo de madrugada. Cuando gustaba y vestía de libertad mis hábitos. Releía los versos del tiempo libre y ansiaba sueños por doquier. El teléfono de casa tenía un mensaje pendiente y un café a punto. El buzón regalaba una carta con nombre de mujer y asaltaba la sorpresa en los renglones que protagonizaba. Era tormento de impulso y quebradizo chasquido en tu oído. Marejada de soneto y aires de libertad. Gestor de los minutos perdidos y vago de los días inciertos. Degustarle al paladar las aventuras imprevistas y el porte de tus ojos eran inspiraciones para seguir. Así fue como sin querer, todo se esfumo y ahora la monotonía de los demás se me olvida en su olvido. Sobrevivo sin saber, percutiendo y quebrando los momentos de mi nombre. Agarrándome como un naufrago al verbo de tu corazón y al muerdo inconcluso del instante que me recuerda, volviendo a renacer. Pervivo en el gesto del rebelde sin causa como rock and roll en su excusa y el único aliento para sobrevivir. Compongo silencios de minutos vacíos y repaso nombres que un día perdí. Sorprendo palabras en los nombres nunca soñados y descubro perfiles que aquietan vida como náufragos errantes de un tiempo que no volverá. Pero son esas sombras las que hacen del futuro mejor. Porque las ausencias dejaron de nombrarme y su abrazo se esfumo y el verbo que nunca nació yace estéril sobre ilusión baldía. Solo un argumento más para resistir y seguir adelante. Porque de amor sobran los motivos y de mutismo lloran los perdidos en la flor y nata de mi estima.
La lluvia cae con el rencor de la sequía de la ausencia. El horizonte es un abrecartas que rompe el sello lacrado con el silencio del cobarde. Y quebran los tiempos la inocencia. La sal de la injusticia es el menú más justo a pesar de hervir las llagas en el dolor de una cruda realidad donde las quimeras se pudren y los valores tienen fecha de caducidad inminente.
Por lo demás procuro ser e intentarlo.
JaviJerryLee®2016. Mayo
Señor Jerry Lee, nos regalas un texto melancólico, que no por ello deja de ser precioso. ¡Me ha encantado!
ResponderEliminarParafraseando tu última línea, "por lo demás eres"... ¡y muy grande!