Sé que no es bueno que la vena habite en mi cuello. Pero esa intempestiva frecuencia de estupideces en el rostro hacen que mi cabeza se dispare. Con ello se duplican las consecuencias no sopesadas en un cúmulo de malas formas. La esencia del asunto y el trasunto del tema es que mi opinión es válida y muchas veces me asiste la razón pero la vena engreída trasforma mi paciencia y se desboca como un caballo el lobo que llevo dentro.
Son esos aullidos los que templa con sus caricias ella.
La última consecuencia del alboroto un desprestigiado filisteo arrostrado por mi empujón gutural. No quiero explayarme más, he vuelto a beber para relajar mi tempestad. Como si Paul Weller me hubiera atizado con sus letras y quisiera adecentarme con una elocuente, efectiva y visible pose mod.
Retazos de libertad. 4 septiembre
Comentarios
Publicar un comentario